(o de las limitaciones del Ser Humano para comprender el Todo)

Publicado por Francisco Fuentes Siminiani

Hoy vamos a hablar sobre “Kether” (lo Absoluto, lo Divino…). 

Como función del Todo, podemos relacionar a “Kether” con lo radiante de la luz veraniega y el concepto de lo inconmensurable de Dios. Cuando hablamos de un Ser Superior, podríamos decir que nos situamos frente a un “algo” que luce con tanta intensidad, que nos ciega. 

Es por esto que en la Cábala judía no es factible que nosotros, como humanos, podamos ponerle nombre a Dios, porque en el momento en que le nombramos, lo estamos limitando; de ahí que un ser finito no pueda, en su finitud, abarcar y comprender lo infinito.

Hay, sin embargo, numerosos intentos en la historia de la filosofía, de personajes que han intentado comprender los misterios de la Santísima Trinidad. Desde Santa Teresa hasta Santo Tomás, existe una persistencia incansable en el ser humano en desentrañar el significado de lo divino. Curiosamente, nunca a través de la razón se ha logrado dar sentido a la mística. Más bien ha sido a través de revelaciones o momentos de clarividencia que el verdadero sentido de la dimensión infinita de Dios se ha dejado atisbar por la comprensión humana. Este instante de claripercepción se asocia al Éxtasis de Santa Teresa, o también a la caída de San Pablo de su caballo en su camino a Damasco.

Quedo yo muy lejos de haberme acercado a esa sensación de plenitud al contactar con lo divino… Sin embargo, sí tengo la intuición de que puede ser cierto que ese estado solo podemos alcanzarlo en momentos muy puntuales de la vida y por un periodo limitado de tiempo.

Desde luego, dudo mucho que para lograr la conexión con el todo haya que concentrarse en buscar. Me atrevería a decir que es algo que, sencillamente, sobreviene, cuando estamos tan absortos que se nos olvida nuestra forma humana, en pos de un objetivo superior. Mihály Csíkszentmihályi describió este estado de “volatilidad” ligado a esas actividades que realizamos que nos hacen olvidarnos de nuestro ego, hasta el punto de perder la noción del tiempo. Recomiendo ver la conferencia TED en la que se profundiza en el concepto del “flow” (es decir, cuando fluimos haciendo algo).

Meditar, es, acaso, otra forma bastante extendida hoy día en la que podemos experimentar esa conexión del todo. Al igual que cuando pintamos, hacemos deporte o leemos, cuando meditamos, nos liberamos de nuestro yo y nos sumergimos en un viaje que nos permite trascender nuestro personaje y elevarnos más allá de nuestra propia identidad para unirnos a esas porciones del yo repartidas en los otros, y que, por algún extraño motivo, hemos olvidado que son también parte nuestra. Véase el siguiente vídeo, para ilustrarlo: 

El sendero que transitamos en el árbol de la vida cuando estamos en estado “flow” es el sendero 2 ( la suma sacerdotisa ), en el cual se maximiza el poder de la intuición y sentimos que no tenemos ni que pensar las cosas, ya que las ideas y la inspiración vienen solas, como puestas en nuestra cabeza por un ángel. ¿No te ha pasado – querido lector/a – que estás jugando al baloncesto y te sientes tan inspirado/a y lleno de confianza que tú mismo/a te maravillas cada vez que tiras a la canasta y encestas? Esto ocurre a veces, cuando nos sentimos afortunados, igual que si nos hubiera tocado la mano de Dios. En esos momentos, hagamos lo que hagamos, sabemos que todo va a salir bien. El error o el fracaso queda desechado de nuestro esquema mental. Y a cada paso que damos, nos ratificamos en la certeza de que “everything is gonna be alright”.

Veamos, hagamos memoria… ¿cuándo fue la última vez que sentiste esa sensación tan grande en ti, que no cabías en tu propio cuerpo y te morías de ganas por compartirla con alguien y llevarla al mundo?

Escríbela en una hoja si puedes…

¿Hace justicia la descripción con la realidad? Probablemente no, ¿verdad? Pues eso es más o menos lo que ocurre con “Kether”, que intentar abarcarlo puede resultar arrogante, si no ridículo. Y es que hay cosas que es mejor vivirlas, sin tratar de aprehenderlas…

En el próximo artículo hablaremos de cómo podemos como humanos limitados, experimentar lo divino de Kether. Si eres muy impaciente, te dejamos una pista:

Para conocer la configuración de tu árbol de vida y la facilidad que presentas de manera innata para conectar con experiencias místicas o superiores, puedes escribir a conocetuarboldevida@gmail.com y nos pondremos en contacto contigo en un plazo de 24-48 horas.

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